
Punchi! Punchi!, olor a vomitada (o mejor dicho a Speed con vodka), puchooo, Fasso, mucho chivo, lentes y banalidades conforman este mundillo boliquero que nos rodea. La basta fauna de personajes es muy variada, dependiendo ciudades, edades y ondas del momento. En los boliches hay de todo… de todo. Es el motivo de esta entrada describir algunos de estos muñecos que día a día… mejor dicho, que noche a noche te podes topar:
* El alsado: el vago esta al palo, el deseo de tocar y ser tocado se refleja en todo su semblante. Las minas olfatean su desesperación a catorce kilómetros a la redonda, no se le acerca ni los amigos. El alsado va rebotando de un lado a otro, como un flipper. Sale más peinado que Andy García en el Padrino III. El chamuyo que usa es barato y muy poco creíble, cansa, aburre y se vuelve con las bolas infladas de tanto perder.
* La bailarina intocable: la mogólica esta toda la noche bailando sola, como un estúpido robot. No le habla a nadie, ni siquiera se gasta en decirte “no”. Es tan infeliz que te dan ganas de cagarla a trompadas, no sin antes pegarle tremenda garchada, porque evidentemente, no le da bola a nadie porque sabe que esta rica. La hipócrita ni amigas tiene, no toma, no fuma, no habla, no mira… solo baila. Y que bien baila!
* El borracho: el pibe hace un par de meses que sale y aún no sabe controlar su afección al escavio. Aprovecha al máximo el trago de la entrada pidiendo bebidas altamente tóxicas, como GBG, séptimo regimiento, piel de iguana, gato negro u otro brebaje del demonio. Esta roto, medio vomitado, sucio, con los ojos rojos como culo de mandril y un olor a farmacia que espanta. Generalmente termina tirado en algún rincón o cagado a trompadas por otro borracho u patova. Los amigos lo abandonan por garrón y el pobre la pasa como el orto, cagado de frío y solo.
* El trabado: típico personaje de la noche. El trabado usa remeras apretadas, camisas apretadas, camperas apretadas y toda la mersada para poder verse bien morcillón. Tiene los bíceps del tamaño del muslo de un ser humano normal y anda alardeando por todo el cheboli con eso. A algunas minas le gusta, aunque todas saben que tanto anabólico achica el pito, así que nada de sexo… solo trances lujuriosos con el Rambo. El termineitor baila como el orto y tiene peinados de bala que solo porque es grandote pasan inadvertidos. Se junta con otros bien flaquitos así resalta del rebaño y levanta. Generalmente andan en 206 y termina por gustarles la pija.
* El tonto peleador: no va de levante, no va de joda, no va de pirata, no va a bailar, no va a chupar, no va a juntarse con los amigos, no va con minas, no va a escuchar música, no va para despejarse… solo va para trompearse a alguien. Brabuconea, pecha, empuja, camina derecho sin importarle nada chocándose con cuanto miserable se le ose cruzar. Mira fijo a los que sabe que le puede pegar hasta que lo miran y ahí salta como langosta preguntando “porque lo has mirado mal”… y te la encaja. Es duro como una piedra y va siempre vestido para la guerra. Pantalones cómodos para tirar patadas y musculosas para que no lo agarren de las mangas. Seguro juega al rugby y tiene un ejercito de idiotas con pocas neuronas trae él, pero igual se la re banca solo. Contra uno, contra dos, contra diez, contra los patovas, policías, choripaneros, tacheros, etc. Se pelea con todos y su noche no es “la noche” sin pegarle un trompadon a alguien. Incluso se va orgulloso cuando lo fajan.
* La que va con las amigas: la mina esta inmersa en una ronda de minas, intocable, impenetrable, como fortaleza medieval. No solamente no podes llegar a ella porque ella se refugie entre paredes de hembras, sino que las amigas no te dejan que la toques, como que la protegen y cuidan del mal de los hombres. Como que fuésemos del bando enemigo y ninguna puede caer vencida ante nosotros. La boba esta todo el día haciendo payasadas entre las pibas, pasitos, bailecitos y poronguitas. Para calentura de todos los tipos, la tonta se abraza con las amigas, se manosean, hacen el baile de la botella, se apoyan, se sacan fotos, gatean… todo porque hay una troupe de giles baboseándose. Varias veces pensaste en ser el brabucón y fajarlas a todas juntas…
* El relaciones públicas: el típico amigo de todos que nadie lo quiere… el absurdo muchacho anda a los abrazos por todo el boliche con cuanto nabo reconozca su cara. Lo usan todos, le piden que los deje pasar, que les saque un trago más barato, que les regale un trago, que les haga el aguante a un amigo, etc. El pobre infeliz se pasa la noche haciendo pasar giles y regalando boludeces, todo para volverse solo a su casa. Son todos falsos con él y se enojan si no les da nada. Todos le hablan dos minutos y se borran, porque el loco es zarpado choto.
* El topu: infaltable en la noche bolichera. El topu esta toda la noche en la barra apoyando muñecos. Como no se anima a encarar tipos (porque aún esta encubierto) se regocija fregándose contra los culos de los nenes. Lleva pantalones sueltos, de lino, cosa de sentir más las nalgas en su pitilín. Anda con collares, pulseritas y todo lo que pueda dar indicios de que le gusta la manija. Mira tipos, va con un grupo de minas que saben de su gusto por el helado de carne y baila bien afeminado. No se anima a ir a boliches gay, pero esta al salto por comerse un pibito.
* El bichero: este compadre no pierde un segundo en nada. No se gasta en hablar, en bailar, en hacer filos, en nada. Se pasa todo el cotejo, el arte del levante, el filtreo, la tertulia por la raya del ogete. Llega, apunta al bicho más fácil del recinto y dispara su tiro de sexópata empedernido. No le hace asco a nada, cualquier bondi lo deja en buena parada... Gorditas, gordotas, más altas, más petisas, con menos dientes, de color, transparentes, nariguetas, chuecas, escuálidas, raras, exóticas, todas le vienen bien, todas sacian su adicción por el sexo.
* La mochila: este fantasma arruina toda la magia de la noche. En el grupo de amigos nadie se lo banca, todos lo tratan de evitar, porque salir de levante con él es como cargar una pesada mochila. Vos encarás y la mochila está ahí atrás, sin hacer ni decir nada, tiene menos gracia que una centolla y es más aburrido que tener hipo en un consultorio odontológico. Las minas te cortan el rostro porque se hacen el aguante entre ellas y ninguna se quiere comer el garrón de quedarse con la mochila. Al vago lo dejan solo bien rapidito y si te lo cruzas tratas de perderlo o resignarte a pasar una noche de tragos y amigos. La mochila se pone ebrio y es más aburrido aún, no hay con que darle para que se despierte un poquito. Ni el faso lo alegra!
* La promiscua: no coje (aún), pero siempre termina a los revolcones con algún muchacho en los sillones del boliche. Uno, dos o tres son los que generalmente se la pasan en una misma noche. La sacan a bailar y al toque se pone calenchu, todas las amigas saben que se viene el descajete (incluso algunas no se la bancan, por puta o por envidia). La mina es divertida y alegre, le pone las pilas a las amigas y el culo a los pibes. No hay noche en la que no se la chapen. La suripanta conoce todos los recovecos del recinto y tiene sus lugares favoritos en cada boliche. En los sillones es una loba, pero la invitan a algo más y se reserva el derecho de admisión. Besa, muerda, tira, clava, toca y huye. Deja al muñeco de los muñecos más duro que pelota de cemento y ahí se va… de levante nuevamente.
* El patovica: obvio… infaltable. El gordo anabolizado, mastodonte idiota, bárbaro inflado y relleno de pastillas y tóxicos. Son el asco de todos, repugnantes, ortivas, mala leche y mal agestados. Lo que más bronca les da es que saben que la guita que vos te gastas dentro en joda es la que ganan ellos de sueldo, así que te odian. No tienen piedad del más mínimo descuido que te mandes para embocarte, romperte la cara y dejarte marcadito para todo el viaje. Pito… no tienen, así que como un eunuco resentido y déspota esperan a que hagas media para señalarte con el lasercito del orto y que una manda de mamuts te ataquen, cual pilares de rugby. Solos no se la bancan así que te pegan de a varios y cuando la falopa se les acaba les pinta el bajón y se dan cuenta lo miserables que son. Todo se les pasa cuando se papean y vuelven al gym, para mirarse entre ellos y tratar de ocultar su gusto por el pene. Aborrecible raza inferior de mente.
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