20 de septiembre de 2010

Grr

Odio estar desinspirada. Escribir un renglón y borrarlo una y mil veces. Creo que mi inspiración se subió a un avión y me dejó (al menos por ahora son largas sus vacaciones).
¬¬

16 de septiembre de 2010

Mi país

Hoy, 16 de septiembre de 2010, se cumplen 35 años de 'La noche de los lápices'
En resumen fue un gran secuestro a seis adolescentes que solo pedían por tener un boleto escolar para poder viajar todos los días a la escuela. A cinco los torturaron hasta que mueran, aunque en realidad todavía figuran para la justicia como "desaparecidos". Y a uno lo soltaron, que fue el que nos permitió saber todo... Bueno, lo soltaron de la tortura diaria, pero lo metieron en una cárcel. ¿Crimen? Ninguno.
La justicia juega para el lado que quiere, está 90% manejada por el gobierno y no es para nada igualitaria.
Yo quisiera saber qué cosas terribles además de: No darles comida, violar a las mujeres(eran dos), electrificarlos y pegarles para... Ah no, esperen... ¿para qué?. No habían hecho nada por lo que tampoco tenía un fin hacerlos morir de esa forma. Pero ¿a quién le importa? Se ve que a los hijos de puta que llevaron ésto a cabo, les chupó un huevo y la mitad de otro.
Y ésto es hasta donde yo sé, debe haber mucho mas que no nos enteramos. Secreto del gobierno con éste chico: Pablo Díaz.

11 de septiembre de 2010

¿Mi otro yo?

Basado en un sueño recurrente, una duda existencial mía. Y por supuesto, el cuento EL OTRO, de Borges. Lo leí y me dió ganas de escribir mi situación similar. (Es una dramatización)

Era una de esas tardes de septiembre en que el sol está muy fuerte y cuando vuelves a tu casa te encuentras con que tienes las mejillas completamente rojas. No se podía caminar mucho, no daban ganas en realidad, pero por alguna razón yo había salido a comprar. ¿Por qué al almacén que nunca iba? Había algo que me impedía ir al de siempre y por ese día hice el esfuerzo de caminar varias cuadras más y comprar lo que necesitaba.
Como típica observadora que soy, estuve pendiente de todas las personas que me pasaron por al lado, pero una me llamó la atención. Era una nena, que no debía alcanzar los dos años, pero sí pasaba el año. Corría entre risas escapando de su mamá que caminaba a velocidad rápida, en un simulacro de correrla a toda velocidad. Y ganaba la niña pequeña porque llegaba a alejarse tanto que su madre se rendía y volvía al lugar de antes. Y así un par de veces más hasta que se sintió lo verdaderamente cansada como para parar aquello y sentir de nuevo el abrazo de aquella mujer. ¿Por qué lograba comprender su sentimiento? Aunque confundida, pude captar también que estaba en su mente, que, sin dejarme analizar ésta locura, anunció "¡Mariposa!" y se dirigió detrás de un colorido insecto de ése tipo. Paré mi caminata, no era gracioso sentir lo que ella, en vez de sentirme poderosa, sentí que algo me ataba, como si estuviera atrapada en su mente y ella me manejara a mi. Pasaba de ser fantástico a irreal. Me agité de tal forma mentalmente que mi cuerpo comenzó a sentirlo y al mezclarse con el calor sofocante produjo que desfilaran por mis cienes, gotas y gotas de transpiración.
En el segundo que quise darme cuenta, la pequeña estaba caída a mis pies y la levanté con una sonrisa inconsciente, pues verdaderamente quería llorar. Su madre vino hasta mí y pronunció un "gracias" seguido de una sonrisa. No, no había ignorado el hecho de que esa nena era igual a mí. Era ¿yo?, para ser exacta. Pero no yo identica a mi, con mi ropa de aquel día, el peinado y cada detalle. Lo que tenía en frente no era un espejo o un reflejo que podía ser explicado por algún fenómeno del calor sobre aquel suelo. Era mi yo pequeña, tenía mi cabello morocho con rulos en las puntas, mis ojos marrones con pestañas enormes. Incluso recordaba la ropa que tenía puesta ¿por qué?. Tenía una foto en mi cómoda de mi habitación, de aquel día. ¿O me equivocaba?. Alcé la vista y comprobé que estaba en lo cierto; En una de las hamacas estaba yo con una sonrisa y mi mamá con la cámara.
Un arrebato de desesperación me invadió, sentí que precisaba confirmar eso de alguna forma y me acerqué antes de que sacara la foto, ofreciéndome a tomarla yo. De ese modo, cuando volviera a mi mesa de luz, ¿no tendría que aparecer ella también en la fotografía?. Me estremecí, daba miedo. Mucho.
Las dejé en paz y me esforcé por llegar a mi casa, ignorando el calor, lo que precisaba comprar y cualquier otra cosa que anduviera por mi cabeza ese viernes feriado. Caminé rápido las cinco cuadras que me faltaban y al llegar, aquel mix de sentimientos que palpitaban dentro mío se expresaron en forma de lágrimas. Efectivamente la foto ya no estaba igual, había alguien más. Me caí al piso, había perdido las fuerzas de mis piernas por susto. Me quedé allí, era mejor cerrar los ojos y escapar de confusión.

* * *

Ahora el delirio:
¿Puede ser posible que ésto me valla a pasar más adelante? ¿O que ya me haya pasado? En ese caso mi madre no tendría forma de saber que esa persona X que se había ofrecido a sacarle la foto, era exactamente igual a como sería su hija dentro de quince años.
Eso es lo que me pregunto cada vez que lo sueño (aunque no es exactamente como lo pensé y hay mas 'escenas', no solo la de la plaza). Me da miedo en serio.


9 de septiembre de 2010

Dudas

Tengo unas ganas IMPRESIONANTES de empezar una novela, la llevo preparando en mi cabeza hace semanas, laaaaargas semanas... Pero siento que la voy a dejar en pocos capítulos. Nunca antes había publicado lo que escribo, ¿si lo hago acá funcionará? ¿Me incentivará a que siga?
Creo que voy a probarlo.

No lo digas

Ok, no es que me haya parecido super importante, pero está bueno ésto. Una vez conocí a una chica que lo sufría y con solo estar cerca de ella ya te dabas cuenta, porque afectaba a todos los demás y TREMENDO quilombo. Miren si quieren, me parece como blogger que tampoco está bueno hacerlo por blog... hay gente que lo hace sin anónimos. En mi caso prefiero ampliar mis críticas, hablo de los tipos de persona... no soy de agarrar el nombre, el apellido y empezar. Fijensé.

Una luz.

Terminé una semana que empezó con todo. Mi humor fue bueno todos los días y agradezco, aunque hay ciertos momentos que a través de otras personas sacás eso que tenes escondido. Y no se puede ser totalmente egoísta, tenés que atender a los demás y ver que les pasa, quizá animándolos haciéndoles saber que no son los únicos, que dentro del caos están acompañados.
Entonces, tuve suficiente tiempo para negativizarme y ver, a pesar de eso, que hay personas que pueden valer la pena. Ésta semana encontré dos más. No es que ya haya verificado que son maravillas ni que pretenda llegar 'al fondo' de ellas, pero son pequeñas lucesitas que se van quedando prendidas, ténuemente hasta poder concretar formar una lamparita. Mi pequeña lamparita de gente bien. Gente inspiradora, que da alegría saber que cada día nuevo que empieza siguen su vida, orgullosos por sus nuevos pasos y tristes por sus fracasos.

Dejando el sentido metafórico de mi idea, me refiero a personas que les asignás un lugar en tu mente (no hace falta en el corazón, porque eso es algo mucho mas serio), que causan una repentina buena impresión y sabés que aunque no vuelvas a verlos, van a trascender en todo, porque lo merecen...

8 de septiembre de 2010

Mi debilidad.

Al contrario de la palabra que aparece al principio de 'debilidad' (débil), creo que ésta es una sensación que te llena por completo, que se propone en tu camino para que dejes todo por eso; Te hace fuerte. Todos tenemos ese punto débil que puede cambiar cualquier cosa que pensemos. Esa cosa que te revoluciona, te hace sentir cómod@, te aleja de todo lo demás para crear un mundo donde solo ustedes existan. Y con ésto no me refiero a que tiene que ser alguien de quien estemos enamorados. En realidad si, estamos enamorados de esa debilidad que puede ser un niño, un objeto, una persona a la que estimamos o un gran amor.
El punto para darse cuenta de que uno tiene una debilidad, es cuando se pasa de creer que es solo un capricho, se transforma en tu pensamiento, en tu religión, en tu emoción, en tu anhelo, en tu vida, en tu todo.

Creo que encontré mi debilidad.

6 de septiembre de 2010

Un largo paseo

Luego de las pesadillas toda la noche, se despertó de aquella cama ajena con un raro sentimiento de incomodidad. Había leído que ésto le sucedería, al estar separado de las cosas que uno más anhela se comienzan a extrañar. La forma de manifestar aquel sentimiento para ella era soñando hechos terribles sobre su logar de origen; Inconscientemente, por descontado.
Se llevó una sorpresa al verse al espejo, esperaba ver una imagen que la asustara, los pelos revoloteados y las ojeras más sobresalientes que sus prominentes labios. En cambio de asustarse, creyó creer que aquella era la señal que indicaba que, aunque una mala noche la había atormentado, era tiempo de acoplar su realidad a la de su nueva residencia. Se dedicó una sonrisa de aprobación a ella misma y sintió una corriente codiciosa recorrer su cuerpo desde la punta de sus pies, con sus uñas recientemente coloreadas de rojo oscuro, hasta aquel solitario cabello que sobresalía de su (ahora apaciguada) melena. Al no querer rendirse al sueño, como primer paso abrió hasta el último centímetro la ventana de aquella habitación y optó por algo de M.I.A en su reproductor de música para que aquellas letras terminaran de darle a aquel toque de agitación, una combinación que dejara irradiar su encanto por completo.
Apenas unas sandalias cómodas para caminata, una falda que raspaba sus rodillas y una camiseta liviana fue lo que decidió ponerse ya que el Sol estaba fuerte en aquella ciudad siempre calurosa, y más en el especial caso de que era primavera. Revisó algunos ítems: Cartera, dinero, cámara fotográfica, teléfono móvil, lentes de sol y una radiante sonrisa.
Museo de Rijksmuseum, el de Van Gogh y luego el de cine (Filmmuseum Vondelpark). Todo marchó bien acompañado de unas enormes ganas de conocer, pero al final del día sus energías se fueron gastando y llegada la noche se dedicó a continuar la escritura de su diario en un banco de una humilde plaza de la zona. Escribió allí cada cosa que había conocido, sin dejarse un detalle por detrás, su memoria no fallaba nunca (pero temía que en un futuro lejano le dejara de ser tan letal, por lo que escribía en forma de aventajarse a futuros problemas). Algunas de sus palabras le recordaban canciones que había escuchado durante aquella tarde y de a ratos las entonaba mientras buscaba paralelamente en su cabeza, palabras que concordaran con lo que quería verdaderamente expresar sobre sus descripciones escritas. En una de aquellas circunstancias no ignoró el hecho de que alguien dejó a su lado una moneda. Aunque tuvo dudas sobre el porqué, concluyó al moverse de aquel lugar y ampliar su vista sobre el lugar que estaba, que había muchos artistas independientes presentando sus talentos a cambio de alguna contribución a voluntad. Le pareció divertido y sintió orgullo por que alguien haya creído que era debido depositar una moneda a su lado. Volvió a aquel banco que seguía vacío y se instaló de la misma forma que antes, entonando una letra más conocida a la que antes había cantado. Ésta vez comenzó a deleitar al público con Here comes the sun, de los infinitamente exitosos Beatles.
No es que fuera un método de entonación, pero disfrutaba cantar con los ojos cerrados, y concentrarse así únicamente en su voz, la forma en que sonaba, para así perfeccionarla una y mil veces. Al abrirlos, casi en la estrofa final, con miedo a estar sola y siendo criticada por algunos lugareños o turistas que anduvieran por allí, parpadeó varias veces y se encontró con dos preciosas gemelas de cabellos cobrizos y ojos color miel. La miraban ambas con una sonrisa que ocupaba su rostro entero, haciendo parecer que sus mejillas estuvieran a punto de salirse de lugar. Y con aquella misma felicidad buscaron a la par en sus respectivos bolsos algo que ella predecía. Una de las niñas, la que tenía el lazo verde hizo una mueca de arrepentimiento, pero la que tenía el lazo azul sacó un billete de allí, algo arrugado y con un par de migajas de galletitas encima. Lo dejó allí mismo en el banco donde estaban un par más de monedas y un papel más y con una sola mirada le indicó a su hermana que era hora de retirarse. A la par como si se tratara de una persona que acarrea con ella un espejo, se despidieron entre corridas y risas.
Al finalizar la canción, la improvisada cantante tomó aquellas pocas cosas de su lado y las ordenó para colocarlas en su billetera, notando antes que aquel arrugado dolar que creía inservible llevaba una inscripción en él:
{Kaya + Laura; forever and always}
Increíblemente, aquel billete había viajado desde los Estados Unidos de América hasta Holanda, Amsterdam, con aquella inscripción que ella y su madre habían hecho poco antes de que la última se mudara a Europa. ¿Era esa una señal? ¿Estaría su madre cerca de donde ella? ¿La volvería a ver luego de cuatro años?. Así mismo como se inundó de preguntas, la acompañaron las lágrimas. Y aunque con esfuerzo por no empapar su diario, palpó aquellos sentimientos en esas hojas que creía sagradas y con la mano libre apoyó el dolar viajero en su corazón, como invocando así a la persona más importante de su vida. ¿Dónde estas mamá?, pensó en aquel arrebato de ilusión.

Dar y recibir

Voy a ver y apoyar dos puntos de vista diferentes que Erich Fromm presenta y como hoy me levanté con ánimos de éste tema, voy a discutirlo conmigo y yo misma.
Por un lado dice:
El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa.
Se supone que recibamos algo a cambio de lo que damos, como un tipo de motivación para el 'dar'. Poniendo un ejemplo cotidiano: Damos consejos a un amigo, esperando que en el momento en que lo necesitemos haya una retribución. ¿Es siempre así? No quiero irme de tema, pero la verdad es que esto no se cumple la mayoría de las veces, será por la actualidad y el cómo son las personas ahora, pero el porcentaje de gente que da, está abajo del 10% y el que recibe siempre tiene el resto del total. O sea que podría hacerse un perfecto círculo de dar y esperar que no terminaría, porque los que acostumbran a recibir, nunca van a dar, convencidos de que lo hacen. ¿O no?.

Por el otro:
No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.
Acá no hay que esperar nada a cambio del dar, que sería lo correcto. Pero, si somos todos iguales, ¿por qué algunos pueden recibir sin dar y los que dan no tienen que pretender una retribución de su 'favor'?. Acá entonces el tema para irse de las ramas no es la ceguera de las personas, sino la desigualdad. Y con ésto ya no toco el tema de el consejo para un amigo, me refiero a grandes formas de dar, como actos que ayuden a la humanidad y tal. En ese caso no tendríamos a nadie que nos de algo, pero cuando se trata de personas es todo un tema diferente (si fuera el caso del amigo).

Así como éste enorme dilema me inquietan muchísimos más y éste hoy en especial porque me topo con gente que da asco su forma de ser, pero uno lo sigue considerando, le da, le da, y le da. Pero... no es que directamente no agradece, lo ignora completamente, o hasta a veces no acepta las ayudas.


Un poco de ficción.

Se me había dado por contar los segundos de que pasaba tal o cual cosa (a eso le llamo ocio) y de la nada me vino la idea de trabajar un poco con el tiempo, porque siempre andamos corriendo por una u otra urgencia. Pero lo pasé a ficción y quedó ésto;

Tenía que aprovechar los dos segundos que la luz permanecía prendida para buscar la comida y los otros cinco segundos de oscuridad eran para huir. El plan de forma inversa se veía mucho mejor ya que podría usar la oscuridad para que no me vieran, tomar lo que necesitaba y esconderme en cuanto la luz haga su aparición. Muchas veces mi primo tenía razón, podría además así visualizar mi próxima parada para luego de concretado el plan. Apenas comenzaba la noche y nada me apuraba más que el temor a que mi estómago delator profiriera algún sonido que pudieran escuchar los Mabigors, si bien eran bastante sordos el hambre podría quejarse de una forma que hasta en América del Sur se oiría. Pero entonces recordé cual era mi prisa, él. Me giré a verlo en su estado casi moribundo, no precisamente a causa de nuestra situación, siempre me había inquietado saber qué estaba mal con él. En sus ojos vivía la ilusión y aunque inconsciente, transmitía ese sentimiento de querer ayudarlo, lo pedía con cada respiro que emitía.

Besé su frente y tomé fuerzas, sentí que la noche estaba de mi lado y todas las posibilidades eran mías. No había nada que pudiera arruinarlo, y mis energías salían del deseo de terminar con todo esto, pues mi cuerpo estaba por desnutrirse. Ahora estábamos en un campo distinto, y desconocía la zona, ésta sería la primera vez. Quité la vista de él y sin ni una palabra pude interpretar su compañía como un “gracias” desesperado. Mis cálculos habían sido hechos a la perfección, llevábamos más de veinte minutos allí esperando las luces y supimos que nada variaría más que esos dos y cinco segundos.

Conté dos y corrí a toda velocidad con cautela y mi cuerpo encogido. Sentí que la comida se acercó a mí o que corrí con tal velocidad que aún no llegaba el quinto segundo y la oscuridad seguía. ¿Qué sucedía? No tuve tiempo a tener miedo, ni a pensarlo, ni a respirar, apenas le regalé un sonido sordo de dolor a mi primo, como saludo de despedida. Y la fuerza con la que me sentí envuelta se sintió como si billones de pequeños cuchillos me hicieran trizas lenta y dolorosamente, poniéndome ácido en las aberturas para sentir mis huesos desvanecerse. Entonces así se sentían las inyecciones letales de éstos malditos bichos extraespeciales. Efectivamente mataban gente en dos segundos, por eso solo precisaban aquel intervalo de luz.

A calificar


Punchi! Punchi!, olor a vomitada (o mejor dicho a Speed con vodka), puchooo, Fasso, mucho chivo, lentes y banalidades conforman este mundillo boliquero que nos rodea. La basta fauna de personajes es muy variada, dependiendo ciudades, edades y ondas del momento. En los boliches hay de todo… de todo. Es el motivo de esta entrada describir algunos de estos muñecos que día a día… mejor dicho, que noche a noche te podes topar:


* El alsado: el vago esta al palo, el deseo de tocar y ser tocado se refleja en todo su semblante. Las minas olfatean su desesperación a catorce kilómetros a la redonda, no se le acerca ni los amigos. El alsado va rebotando de un lado a otro, como un flipper. Sale más peinado que Andy García en el Padrino III. El chamuyo que usa es barato y muy poco creíble, cansa, aburre y se vuelve con las bolas infladas de tanto perder.

* La bailarina intocable: la mogólica esta toda la noche bailando sola, como un estúpido robot. No le habla a nadie, ni siquiera se gasta en decirte “no”. Es tan infeliz que te dan ganas de cagarla a trompadas, no sin antes pegarle tremenda garchada, porque evidentemente, no le da bola a nadie porque sabe que esta rica. La hipócrita ni amigas tiene, no toma, no fuma, no habla, no mira… solo baila. Y que bien baila!

* El borracho: el pibe hace un par de meses que sale y aún no sabe controlar su afección al escavio. Aprovecha al máximo el trago de la entrada pidiendo bebidas altamente tóxicas, como GBG, séptimo regimiento, piel de iguana, gato negro u otro brebaje del demonio. Esta roto, medio vomitado, sucio, con los ojos rojos como culo de mandril y un olor a farmacia que espanta. Generalmente termina tirado en algún rincón o cagado a trompadas por otro borracho u patova. Los amigos lo abandonan por garrón y el pobre la pasa como el orto, cagado de frío y solo.

* El trabado: típico personaje de la noche. El trabado usa remeras apretadas, camisas apretadas, camperas apretadas y toda la mersada para poder verse bien morcillón. Tiene los bíceps del tamaño del muslo de un ser humano normal y anda alardeando por todo el cheboli con eso. A algunas minas le gusta, aunque todas saben que tanto anabólico achica el pito, así que nada de sexo… solo trances lujuriosos con el Rambo. El termineitor baila como el orto y tiene peinados de bala que solo porque es grandote pasan inadvertidos. Se junta con otros bien flaquitos así resalta del rebaño y levanta. Generalmente andan en 206 y termina por gustarles la pija.

* El tonto peleador: no va de levante, no va de joda, no va de pirata, no va a bailar, no va a chupar, no va a juntarse con los amigos, no va con minas, no va a escuchar música, no va para despejarse… solo va para trompearse a alguien. Brabuconea, pecha, empuja, camina derecho sin importarle nada chocándose con cuanto miserable se le ose cruzar. Mira fijo a los que sabe que le puede pegar hasta que lo miran y ahí salta como langosta preguntando “porque lo has mirado mal”… y te la encaja. Es duro como una piedra y va siempre vestido para la guerra. Pantalones cómodos para tirar patadas y musculosas para que no lo agarren de las mangas. Seguro juega al rugby y tiene un ejercito de idiotas con pocas neuronas trae él, pero igual se la re banca solo. Contra uno, contra dos, contra diez, contra los patovas, policías, choripaneros, tacheros, etc. Se pelea con todos y su noche no es “la noche” sin pegarle un trompadon a alguien. Incluso se va orgulloso cuando lo fajan.

* La que va con las amigas: la mina esta inmersa en una ronda de minas, intocable, impenetrable, como fortaleza medieval. No solamente no podes llegar a ella porque ella se refugie entre paredes de hembras, sino que las amigas no te dejan que la toques, como que la protegen y cuidan del mal de los hombres. Como que fuésemos del bando enemigo y ninguna puede caer vencida ante nosotros. La boba esta todo el día haciendo payasadas entre las pibas, pasitos, bailecitos y poronguitas. Para calentura de todos los tipos, la tonta se abraza con las amigas, se manosean, hacen el baile de la botella, se apoyan, se sacan fotos, gatean… todo porque hay una troupe de giles baboseándose. Varias veces pensaste en ser el brabucón y fajarlas a todas juntas…

* El relaciones públicas: el típico amigo de todos que nadie lo quiere… el absurdo muchacho anda a los abrazos por todo el boliche con cuanto nabo reconozca su cara. Lo usan todos, le piden que los deje pasar, que les saque un trago más barato, que les regale un trago, que les haga el aguante a un amigo, etc. El pobre infeliz se pasa la noche haciendo pasar giles y regalando boludeces, todo para volverse solo a su casa. Son todos falsos con él y se enojan si no les da nada. Todos le hablan dos minutos y se borran, porque el loco es zarpado choto.

* El topu: infaltable en la noche bolichera. El topu esta toda la noche en la barra apoyando muñecos. Como no se anima a encarar tipos (porque aún esta encubierto) se regocija fregándose contra los culos de los nenes. Lleva pantalones sueltos, de lino, cosa de sentir más las nalgas en su pitilín. Anda con collares, pulseritas y todo lo que pueda dar indicios de que le gusta la manija. Mira tipos, va con un grupo de minas que saben de su gusto por el helado de carne y baila bien afeminado. No se anima a ir a boliches gay, pero esta al salto por comerse un pibito.

* El bichero: este compadre no pierde un segundo en nada. No se gasta en hablar, en bailar, en hacer filos, en nada. Se pasa todo el cotejo, el arte del levante, el filtreo, la tertulia por la raya del ogete. Llega, apunta al bicho más fácil del recinto y dispara su tiro de sexópata empedernido. No le hace asco a nada, cualquier bondi lo deja en buena parada... Gorditas, gordotas, más altas, más petisas, con menos dientes, de color, transparentes, nariguetas, chuecas, escuálidas, raras, exóticas, todas le vienen bien, todas sacian su adicción por el sexo.

* La mochila: este fantasma arruina toda la magia de la noche. En el grupo de amigos nadie se lo banca, todos lo tratan de evitar, porque salir de levante con él es como cargar una pesada mochila. Vos encarás y la mochila está ahí atrás, sin hacer ni decir nada, tiene menos gracia que una centolla y es más aburrido que tener hipo en un consultorio odontológico. Las minas te cortan el rostro porque se hacen el aguante entre ellas y ninguna se quiere comer el garrón de quedarse con la mochila. Al vago lo dejan solo bien rapidito y si te lo cruzas tratas de perderlo o resignarte a pasar una noche de tragos y amigos. La mochila se pone ebrio y es más aburrido aún, no hay con que darle para que se despierte un poquito. Ni el faso lo alegra!

* La promiscua: no coje (aún), pero siempre termina a los revolcones con algún muchacho en los sillones del boliche. Uno, dos o tres son los que generalmente se la pasan en una misma noche. La sacan a bailar y al toque se pone calenchu, todas las amigas saben que se viene el descajete (incluso algunas no se la bancan, por puta o por envidia). La mina es divertida y alegre, le pone las pilas a las amigas y el culo a los pibes. No hay noche en la que no se la chapen. La suripanta conoce todos los recovecos del recinto y tiene sus lugares favoritos en cada boliche. En los sillones es una loba, pero la invitan a algo más y se reserva el derecho de admisión. Besa, muerda, tira, clava, toca y huye. Deja al muñeco de los muñecos más duro que pelota de cemento y ahí se va… de levante nuevamente.

* El patovica: obvio… infaltable. El gordo anabolizado, mastodonte idiota, bárbaro inflado y relleno de pastillas y tóxicos. Son el asco de todos, repugnantes, ortivas, mala leche y mal agestados. Lo que más bronca les da es que saben que la guita que vos te gastas dentro en joda es la que ganan ellos de sueldo, así que te odian. No tienen piedad del más mínimo descuido que te mandes para embocarte, romperte la cara y dejarte marcadito para todo el viaje. Pito… no tienen, así que como un eunuco resentido y déspota esperan a que hagas media para señalarte con el lasercito del orto y que una manda de mamuts te ataquen, cual pilares de rugby. Solos no se la bancan así que te pegan de a varios y cuando la falopa se les acaba les pinta el bajón y se dan cuenta lo miserables que son. Todo se les pasa cuando se papean y vuelven al gym, para mirarse entre ellos y tratar de ocultar su gusto por el pene. Aborrecible raza inferior de mente. 

2 de septiembre de 2010

Imagen desfigurada

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Bienvenido Septiembre! <3
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A veces no sé si es la gente la que lo provoca fuera de lo que yo veo de mi misma. En psciología aprendí que hay dos formas de ver el cuerpo: el físico y el psíquico (o eso fue lo que entendí). El primero es lo que vemos, y el segundo sería como lo percibimos desde nuestra psyque. Es complicado sí, pero me refiero a que: Hoy me puse a pensar (partiendo desde el punto de lo que la sociedad cree hoy en día 'belleza' que no es lo mismo que hace cuarenta años), ¿seré linda?. Porque quizá sea que me acostumbré tanto a verme que ya paso a conformarme con lo que veo, porque cirugía plástica no puedo ni voy a hacerme... Pero cuando subo una foto al facebook la gente me comenta: "¡Que linda!", "¡Sos re linda amiga!" y otro tipo de cosas halagadoras (ejemplo idiota). ¿Serán de verdad? Porque les aviso personas que lean esto: "No pareces vos" no es un halago para nada. Si me decis "Que hermosa saliste, no pareces vos" me dan ganas de tirarme abajo de un tren (que dramática!). Ok, a lo que voy... estoy confundida entre el acostumbrarme a mi forma física, el aprender a salir bien en una foto, el ser simpática y que por eso la gente te diga linda (como algo cariñoso sería) y lo que realmente ven 'desde afuera' de mí.

Aunque, tema aparte, cada día me quiero menos físicamente.